LAS ALMAS QUE VAGAN POR MI CEMENTERIO

jueves, 23 de septiembre de 2010

CARTAS DESDE MI CEMENTERIO ( VIII ).

He vuelto a respirar!!!.
He vuelto a respirar , un penetrante olor a hierba fresca recién cortada lo invade todo.
Pensé que ya estaba muerto, ha sido un sueño demasiado largo.
Te dije que me quedaba poco tiempo, pero ya no se que pensar.
Me duele el pecho, el aire ha entrado en mis podridos pulmones sin piedad, sin apiadarse de este pobre muerto en vida.
Ahhh!. Me duele todo el cuerpo. Demasiado tiempo en la misma postura.
Por que no veo?.
No veo nada...nada.
No tengo ojos. Por que me haces esto!.
Las cuencas vacías se llenan de lágrimas mientras unas manos me agarran por los pies y me arrastran a un vacío. Siento que bajo a una velocidad increíble.
Algo me toca la cara, cientos de manos me tocan , me arañan , me agarran de los restos de mi cuerpo.
Sigo callendo, frío.
Me siento helado, las manos siguen arrastrándome.
Me golpeo contra el suelo. De repente una luz.
Una pantalla de cine gigante repasa mi vida, pero se salta los momentos en que sales tu. Por que?. No lo entiendo.
Necesito verte, estar aquí solo me da miedo y tengo frío.
Mis cansados huesos no me sujetaran demasiado tiempo.
Lloro, solo como fue el final de mi vida.
Por que me robas estos momentos, ahora que necesito ver a quien realmente me amo?.
Al fondo de la oscuridad se abre una enorme puerta que juraría que antes no estaba allí.
Un resplandor rojizo ilumina todo.
Y como en una obra de teatro cuando sube el telón y aparece la estrella.
Si allí estaba ella. La muerte.
No se ni que aspecto tengo ni que debo hacer. Espero poder contártelo pronto.

miércoles, 8 de septiembre de 2010

ATORMENTADO.

Para ese momento yo no estaré.
Me entere de que te casas. Me lo dijo un viejo amigo el otro día.
Te casas!!!.
La mujer de mis sueños, con la que tantas veces jure amor eterno.
No creo que sepas nada de mi.
Si me vieras, un borracho desaliñado que duerme en cualquier banco de la calle.
No se cuanto tuve que que beber para poder hacer esto, que al final ni lo hice.
Me senté en una esquina de la calle donde me enamore de ti.
Era de noche, como aquella vez. Te acuerdas?.
Nos cruzamos y me sonreíste. Aquel día mi vida cambio.
Fueron años maravillosos, pero yo no te podía dar el amor que necesitabas.
Te marchaste.
Saque la fría navaja de mi bolsillo y la apoye en mi muñeca. Sentí frío.
La gente de la calle pasaba imperturbable sin girar la cabeza para ver como me desangraba.
De repente comencé a sudar, otra vez veo tu cara y esas malditas palabras: te casas.
Cuando leas esto yo no estaré allí, la verdad es que no se si algún día llegara a tus manos.
Se me cae el papel, no tengo fuerzas para seguir escribiendo.
Se acerca un niño. Le hablo al oído.
Se que llegara a tus manos esta hoja de papel. No pude limpiar la sangre, ni borrarte de mi corazón.