LAS ALMAS QUE VAGAN POR MI CEMENTERIO

jueves, 25 de agosto de 2011

EN SILENCIO.

Se pasaba la vida preguntándose por que razón estaba aquí.
-Si yo no lo pedí, repetía una y otra vez.
Nunca encontraba nada que la convenciera.
Un día ya bien entrado el verano, se puso a pasear, estaba atardeciendo y se levantaba una leve brisa.
caminaba y caminaba, no sabia muy bien donde.
casi sin darse cuenta llego a unas puertas de hierro bastante oxidadas, estaban abiertas pensó, y se decidió a pasar.
el camino estaba rodeado de maleza, debía de hacer tiempo que nadie pasaba por allí.
piso una rama seca que crujió al partirse y esta a su vez hizo que una bandada de pájaro salieran volando asustados.
Siguió caminando y el sendero acababa en un pozo se asomo, no se veía el fondo. Tiro una piedra y se detuvo a escuchar... no parecía tener fin.
Busco a su alrededor, pero ya no había nada. Ni pajaros, ni plantas, ni sendero... nada.
Solo la mas absoluta soledad.
Estaré soñando, se dijo.
Pero no era un sueño. L tierra comenzo a helarse, a mismo tiempo que el cielo ardía.
No sabia que hacer, corría pero no avanzaba, lloraba, gritaba.
Estaba atrapada en un cuadrado, en un cubo de cristal.
Desde fuera la gente la veía y nadie hacia nada.
Se reían, hablaban y movían el cubo.
Al final uno hizo girar el cubo de tal manera que la metió dentro del pozo...Nunca mas se supo de ella.

lunes, 22 de agosto de 2011

SOLA.

Y así se fue pasando la tarde.
sola, triste y cansada.
cansada de reír, algo que pocas veces hizo.
cansada de llorar, aquellos preciosos ojos negros que brillaban como una estrella en la noche, hacia tiempo que eran opacos. Acompañados siempre por unas enormes ojeras azules.
Las lágrimas fueron su compañía en los últimos tiempos.
La soleada tarde dejo paso entre azules y morados a una noche fría, oscura, sin luna.
Salio de casa, aunque esta vez no se llevo al perro como de costumbre.
Salio de casa camino a ninguna parte, sin rumbo, con la mirada perdida en una luna que no existía.
Se fue subiendo una montaña cerca de su casa, perdida entre la maleza.
El frío de la noche se apoderaba de su cuerpo.
Poco a poco se iba desprendiendo de la ropa, como si se liberase de las ataduras que la encadenan a la tristeza.
Llego al riachuelo de heladas aguas que alegremente corría. Metió los pies siguiendo su curso.
Se sentó encogida, conteniendo la respiracion. Se tumbo, metió la cabeza y no respiro....