LAS ALMAS QUE VAGAN POR MI CEMENTERIO

lunes, 31 de octubre de 2011

UNA HISTORIA DE HALLOWEEN.

Empezó como un juego entre unos amigos. Unas risas y unas botellas de ron.
Era la víspera de todos los santos y los chavales del pueblo se empezaban a disfrazar para halloween.
Truco o trato???.
Nosotros ya bastante mayores necesitabamos emociones un poco mas fuertes.
Así que fuimos cada uno al desván de su casa y cogimos unos trapos viejos para hacernos unos disfraces, un poco terroríficos.
La noche estaba cerrada, no había luna y hacia bastante frío.
Nos pusimos en marcha hacia el antiguo cementerio, abandonado desde hace ya unos cuantos años, y saltamos la verja.
Antes de empezar, preparamos unos cubatas para entrar en calor.
Sentados en las viejas lapidas, helados de frío, aburridos y medio borrachos. no se muy bien a quien se le ocurrió la idea de  simular un entierro.
Fuimos buscando entre risas y tragos de alcohol una tumba abierta.
Y justo en la tapia de atrás allí estaba, esperándonos, como la puerta al infierno, llamándonos.
Yo, hice de cura, el mas pequeño de nosotros ( me reservo los nombres), fue el difunto, mientras que los otros cuatro hicieron de enterradores.
Y así empezó todo.
En el nombre del padre, del hijo y del espíritu santo.
Risas y mas risas....
Estamos aquí reunidos para despedir el cuerpo de ....jajajajajaja.
Mientras yo decía las palabras los otros cuatro amigos pusieron unas sabanas viejas alrededor del cuerpo del mas pequeño de nosotros y comenzaron a bajarlo.
Lo que vino después no lo tengo del todo claro, no se si fueron los efectos del alcohol o alucinaciones. Pero esto fue mas a menos lo que paso.
Cuando comenzaron a bajarle, una ráfaga de aire salio del interior de la fosa y algo, no sabemos muy bien el que atrapo al mas pequeño, que por mas fuerza que hicimos, no fuimos capaces de levantarlo.
Recuerdo sus gritos, sus convulsiones, diciendo que algo le arrastraba al interior, tragandoselo.
Nosotros desde fuera no sabíamos que hacer, lloramos, gritamos, corrimos sin ninguna dirección.
A pesar del frío parecía que la fosa ardía, no se que habría dentro pero nunca lo volvimos a ver.

domingo, 30 de octubre de 2011

LLOVIA, COMO AQUELLA NOCHE.

La lluvia empieza a caer. Lenta, repiqueteando en los cristales.
Sentando en el sofá apago la tele. Me levanto y me acerco a la ventana, mientras el agua dibuja ríos en el empañado cristal.
Sin prisa paso la mano para quitar el vaho.
La calle mojada y oscura. Vacía.
Meto las manos en los bolsillos del pantalón mientras un escalofrío recorre mi cuerpo.
Fue una noche como hoy.
Lloro mientras te recuerdo.
Abro la ventana para dejar que la lluvia y el aire te lleven mis lágrimas.
Lloro en silencio, ahogando el dolor que me inunda desde aquella vez, la ultima vez que te vi con vida.
Siento el frío de la noche devorandome el corazón, intentando robarme la poca vida que aun me queda.
Las gotas de agua mojan mi cara, ya no se que cual son mis lágrimas...
Miro hacia dentro del salón, intacto. Tal y como tu lo dejaste, inamovible, lleno de una impenetrable tristeza que se ha apoderado de todo, como una sombra oscura.
Cojo la chaqueta y salgo a la calle.
Camino bajo la lluvia por calles solitarias y vacías.
Empapado, me siento en el suelo, en el mismo lugar donde nos besamos por primera vez.
Mi cabeza vuela en recuerdos, sonrío, lloro, sueño....
Saco la vieja navaja del bolsillo y la dejo que acaricie mis muñecas frías y mojadas.
Siento el frío acero arrancándome el aliento, arrancándome la vida.
Mi sangre se mezcla con el agua de mis lágrimas y con el de la lluvia.
Una farola ilumina mi muerte, solo como tu.
Como aquella noche igual que esta que te encontré dormida para siempre en la bañera, con el agua teñida de rojo, con tu cuerpo helado.
Te veo acercarte desde la luz. Me sonríes y me hablas, No tengas miedo, me dices.
Yo también sonrío y te tiendo la mano.
Me abrazas y me siento feliz.

lunes, 17 de octubre de 2011

TE ESPERARE

Como hemos cambiado!!!.
Eso decía una vieja canción, y que razón tenían.
Como pasa el tiempo para todos aunque parezca que para nosotros nunca llegara el día.
Y no solo me refiero al día en que nos encontrmos aquí en mi viejo cementerio, recordando tiempos mejores.
Tiempos en los que fuimos capaces de tocar,  de ver , de oler, de sentir... pero sobre todo de amar.
Todos en algún momento de nuestra vida amamos y nos enamoramos. Queremos a nuestras mascotas y a nuestros amigos. Y somos los mas felices del mundo amando a nuestra mujer en mi caso y a nuestros hijos.
Pero hay momentos en que la vida nos pone pruebas muy duras, como enfrentarnos a una separación, a la soledad, a la nada.
Tanto tiempo ha pasado ya desde aquél día en que dijimos si quiero.
Tanto tiempo lleno de alegrías y penas, de caricias compartidas, y de largos y tristes silencios.
Como hemos cambiado, te acuerdas?.
De la alegría a la tristeza.
En lo bueno y lo malo.
De los sueños a las pesadillas.
En la salud y la enfermedad.
Del amor al infierno.
Hasta que la muerte nos separe.
Y aquí, en mi ataúd hundido bajo el peso de la arena, cubierta por una lapida en la que alguien de vez en cuando deja una rosa, y escucho la alegre melodía de la risa de dos niños. Espero, impaciente  el momento en el que nuestras almas se vuelva a unir y nunca se vuelvan a separar.
Que nuestras almas unidas descansen eternamente en paz.

martes, 4 de octubre de 2011

LA CARICIA DEL VIENTO.

La cabeza llena de locuras hacia imposible que durmiera.
Hacia calor, las chicharras cantaban sin parar, me gire a mirar la hora.
Las 3 de la madrugada!!!.
Me levante a la cocina para beber un vaso de agua y me senté el sofá.
No  recuerdo bien si me quede traspuesto o no llegue a dormirme, pero esto fue lo que me paso.
Como ya he dicho me senté en el sofá, pero algo hizo que me levantase y saliera a la calle.
Era una de esas noches de verano, en las que siempre hay alguien por la calle.
Camine, sin rumbo fijo. Con la cabeza embotada de cosas extrañas hasta que llegue al parque.
Oscuro, vacío,.
seguí mi camino que me llevo hacia un lugar repleto de arboles en que ni durante el día penetraba la luz del sol.
Me senté y apoye la espalda en un tronco, cuando algo levanto un torbellino de hojas esparcidas por el suelo.
No hacia aire, solo un calor sofocante.
Me sorprendí, pero seguí sentado en el mismo lugar cuando justo detrás de mi ocurrió lo mismo. un remolino de hojas volvía a levantarse movido por el viento. Un viento que no existia.
Me intente incorporar, pero no pude algo me anclaba a la tierra.
Las raíces del viejo tronco me habían agarrado las manos y los pies.
Intente escapar, pero era imposible. Aquellas raíces viscosas llenas de una extraña resina parecían sacadas del infierno.
Intente gritar, pero una rama me agarro por el cuello ahogando el grito.
Atrapado, sin poder moverme y sin gritar, no se cuanto tiempo estuve así.
Otra vez el viento volvió a levantarse la hojas se arremolinaban delante de mi formando una extraña figura.
Parecía una mujer gris, amarillenta como las hojas del otoño. Con los ojos cerrados.
Se acerco lentamente y toco mi cara llena de un sudor frío.
Toco mis ojos y sonrió.
Me desperté en el suelo de casa. Y mi mente limpia de miedos y locuras también sonreía.