Hacia tanto tiempo que no salia a dar un paseo...
Que solo me he sentido todos estos años.
El silencio y los gusanos eran mi única compañía, encerrado en este ataúd que se pudre como mi cuerpo. Un cuerpo que poco a poco se va cansando de sostener esta alma perdida.
La tierra cedió, y con ella una grieta se abrió en mi caja dejando entrar una gran cantidad de arena.
Como pude comencé a moverme luchando por salir, como si estuviera vivo.
Cuando llegue arriba llovía, llovía como aquélla noche en la que nos despedimos para siempre.
En la que tu cuerpo perteneció a otra persona, llovía sobre mi maltrecho cuerpo, como si quisiera limpiar el dolor que me cubre.
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ResponderEliminarQue hermoso...Me ha dejado sin palabras.
ResponderEliminarBesos y susurros muy cálidos