Como un mero espectador de mi propia muerte.
Sentado en la puerta del viejo cementerio, mi cansado cuerpo espera.
Suenan las doce en el torreón de la iglesia y me voy poniendo de pie.
Avanzo despacio hacia el lugar señalado para mi, lo recuerdo bien, lo vi en mis sueños.
El aire se vuelve frío y la noche oscura, tan solo la negra presencia de un cuervo me acompaña.
Un cuervo que me mira sin decir nada, solitario en su rama, ajeno a mi destino.
O puede que sea el mensajero de la muerte.
Siento su mirada acompañandome a cada paso.
No me siento solo, tampoco tengo miedo cuando veo el foso en el que dormiré.
El negro cuervo grazna y se acerca a mi lado, desplegando sus alas.
De su interior la figura de una dama fría y oscura, cubierta con una túnica, encapuchada.
Las sombras no me dejar verla bien. No me habla, solo me mira.
Levanta su brazo y señala el agujero cavado en la tierra.
Camino hacia el, sin mirar atrás, me dejo caer a interior y me tumbo.
Del cielo rojizo gotas de lluvia empiezan a caer, embarrando mi tumba, embarrando mi funeral.
FUERA!!!. Grito y me intento levantar, pero no puedo, estoy atado por las raíces de los arboles que hay alrededor. Mas cuervos se arremolinan alrededor de mi tumba lanzando arena con sus negras alas; Mientras la Dama me mira imperturbable.
La lluvia cae mas fuerte, tengo arena por todo el cuerpo, la boca llena de barro y no puedo oír.
Me tapan los ojos y me ahogo.... Me muero.
Me gusta el sabor de la muerte en tu boca....
ResponderEliminarSaludos desde el otro lado
Muy buenos tus relatos. La verdad que enganchan desde un primer momento. Sin dudas, un lugar para tener en cuenta. Un saludo y felicitaciones.
ResponderEliminarPulso narrativo firme y agudo, enhorabuena por tu blog
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