
Cae la tormenta en tus ojos, bañados de amargura.
Caemos y miramos hacia arriba, hacia la luz que va desapareciendo poco a poco.
Sombra de muerte que nos acosa, que se nos quiere tragar.
Envueltos en su manto oscuro viajamos al sitio de nuestra partida.
Viajamos a la tenue luz de una vela que alarga nuestra sombra.
Alarga nuestra muerte y con ella nuestro dolor.
Sentimos el vacio bajo nuestros pies y nos dejamos caer cogido de la mano.