LAS ALMAS QUE VAGAN POR MI CEMENTERIO

jueves, 17 de abril de 2014

EN UN CAJON.

Igual que vamos dejando pasar las horas, los días y los años.
Así vamos dejando nuestra vida, si es que alguna vez nos perteneció, olvidada  en un oscuro cajón.
Un cajón frío y solitario, lúgubre.
Un cajón tan desolado que solo la muerte con sus pálidas manos abrirá.
Aunque no lo pensemos llegara.
Y vendrá la primera noche, solos, cada uno en nuestro cajón de madera, enterrados bajo una una pesada capa de arena y cubiertos por una gran losa de granito.
Sin luz ni aire.
Solo una claustrofobica sensacion de ahogo sera nuestra ultima compañía.
Y a esa primera noche le seguirá la eternidad, una eternidad oscura y silenciosa.
 Un olor a humedad invadirá el cajón, mientras que un olor a putrefacción saldrá de el.
Y veremos como en la gran pantalla, nuestra vida.
Felices momentos y otros no tan buenos estarán allí, con nosotros enterrado para siempre o hasta que la muerte apague el interruptor.

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