LAS ALMAS QUE VAGAN POR MI CEMENTERIO

viernes, 15 de mayo de 2009

LA HIJA DEL ENTERRADOR



La campana de la ermita tocaba a muerto.

El enterrador se levanto de la cama, miro por la ventana y vio que todavía no había amanecido, una espesa bruma cubría el camino que baja desde su casa al pueblo.

Se fue vistiendo, sin prisa, sabia de sobra lo que tenía que hacer.

Lo primero era bajar a la ermita, para enterarse de cuando seria el entierro. La verdad que nunca solía preguntar sobre quien era el difunto, eso que mas da, decía.

Después tocaba lo peor, ir al cementerio preparar el pico y la pala y ponerse a cavar, a quien le apetecería ponerse a hacer un hoyo con este frío y con lo bien que se esta en la cama, pensó.

Se abrocho el ultimo botón de su viejo abrigo y se puso un sombrero de ala ancha que mas de una vez le protegió de la lluvia.

Aquel hombre solitario salio a la calle con su tranquilo caminar. Parecia mucho mayor de lo que era.

Cuando los primeros rayos de sol empezaron a fundir la escarcha de la fria noche, el cortejo funebre hizo su aparicion por, la puerta principal del cementerio.

El enterrador salio del agujero que terminaba de hacer, sacudiendo sus ropas para quitar los restos de arena. Recogio las herramientas y se hizo a un lado.

Mas o menos asi pasaban los dias de aquel hombre triste.

Pero una soleada tarde de Abril, limpiando el cementerio de hierbajos y acondicionando un poco las lapidas, se encontró con una niña que jugeteaba alegremente por el lugar.
-¿Que haces aquí pequeña?. Pregunto el hombre.
-Vengo a buscar a mi padre
-¿donde está?.
-Aquí y mi madre tambien, solo que ella esta muerta.
El enterrador se quedo pensando, la respuesta de la niña no la entendio bien.
-¿Donde vives?.
-Con mi madre, de vez en cuando vengo por aquí.
-Nunca te he visto. Pero tu madre no me has dicho que esta.....
-No termino de hablar, cuando la niña salio corriendo entre risas.
Los días pasaban y la niña solía venir todas las tardes a hacer compañía al enterrador en sus quehaceres.
El invierno volvió a cubrir todo con su manto blanco.
Y una tarde gris el hombre salio de su casa, para acudir a su cita diaria con la pequeña cuando un chirrido como de una piedra que se arrastra le freno en seco.
A lo lejos vio como se abría la lapida en la que años atrás enterró a su mujer y a su pequeña.
Se acerco y vio salir a la pequeña de su ataúd blanco.
La niña le miraba sonriendo, al enterrador los ojos se le llenaron de lagrimas.
-Acompañanos papa, reunete con nosotras.
Aquella noche le encontraron colgado de un árbol, y ala mañana siguiente un nuevo enterrador le dio sepultura en el mismo lugar donde reposaba su esposa y su hija.

3 comentarios:

  1. Me he quedado sorprendida con el relato y triste. La verdad es que es bastante fuerte el pensar que la hija convenciera al padre para quitarse la vida ¿no crees? Aunque le retratas como una persona gris, seguro que por todo lo que vivió con la pérdida de su hija y su mujer, si volvemos años atrás puedo verle sonreir jugando por el bosque con la pequeña y saludando a su mujer que desde la cabaña les veía complacida. Digamos que su mente se cubrió de confusión y que creyó ver a su hija durante todos esos días previos a su suicidio. Estoy segura que si realmente hubiera visto a su hija, ésta le habría dicho que viviera y luchara por continuar hasta que llegara el momento de estar los tres juntos.

    Mira que me he liao ¡jaja!

    Un beso astral y Mucha Luz!!

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  2. La verdad que casi me gusta mas lo que me has contado que lo que he escrito yo.je,je,je.tienes una imaginacion sorprendente.me alegro que te guste.

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  3. fascinante historia eluge, tu si k vales para contar estas cosas ... te felicito !!!
    besototes

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DIME QUE TE A PARECIDO LA VISITA A MI CEMENTERIO...