LAS ALMAS QUE VAGAN POR MI CEMENTERIO

lunes, 22 de agosto de 2011

SOLA.

Y así se fue pasando la tarde.
sola, triste y cansada.
cansada de reír, algo que pocas veces hizo.
cansada de llorar, aquellos preciosos ojos negros que brillaban como una estrella en la noche, hacia tiempo que eran opacos. Acompañados siempre por unas enormes ojeras azules.
Las lágrimas fueron su compañía en los últimos tiempos.
La soleada tarde dejo paso entre azules y morados a una noche fría, oscura, sin luna.
Salio de casa, aunque esta vez no se llevo al perro como de costumbre.
Salio de casa camino a ninguna parte, sin rumbo, con la mirada perdida en una luna que no existía.
Se fue subiendo una montaña cerca de su casa, perdida entre la maleza.
El frío de la noche se apoderaba de su cuerpo.
Poco a poco se iba desprendiendo de la ropa, como si se liberase de las ataduras que la encadenan a la tristeza.
Llego al riachuelo de heladas aguas que alegremente corría. Metió los pies siguiendo su curso.
Se sentó encogida, conteniendo la respiracion. Se tumbo, metió la cabeza y no respiro....

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